mayo 13, 2007

insisto... no soy un robot, apenas un osito de peluche... a cuerda

Entraste corriendo a la ducha… no alcancé a llenarte de preguntas. Pero esta vez no eran las mecánicas sobre tu amor hacia mí… o que tú respondes mecánicamente… esta vez tenían que ver sobre si lo que sientes se te está haciendo repetido, aburrido,.. en resumen “mecánico”. A lo mejor yo soy muy aburrido y te molesta oír siempre lo mismo, a lo mejor ya no sientes que me quieres tanto, y al preguntártelo la respuesta no viene de el corazón… porque en él ya no hay tanto amor como para responder desde el sentimiento, entonces como hay que mantener un supuesto mínimo de consistencia en lo que se siente, respondes desde la mecanicidad de la pregunta reiterada “aludiendo” a lo “mucho” que hubo. (Tesis totalmente descartable) Porque cuando contestas “muuucho”, lo haces en un tono opaco, no “sentido”… “mecánico”.
Entonces yo me atreví a preguntar por qué, y referiste las muchas veces que yo preguntaba (“todas las veces que hablamos en el día”), y las muchas veces que tenías que responder sobre lo mismo. Ahora yo me pregunto… ¿por qué no contestar desde el corazón, desde el verdadero sentimiento?... me da por creer que en tu estilo no puedes fingir, y por eso te sale así… aburrida de tanto repetir lo mismo. ¿Tu sientes que yo te pregunto cada vez de forma mecánica también?, ¿que no hay un sentido vital en la pregunta y en la respuesta buscada? Estamos tan lejos, me hace tanta falta tu cercanía, la posibilidad de poder encontrarte a la vuelta de la esquina… o de no, que cada vez que puedo te pregunto. Hay veces en que “siento” que respondes desde tus adentros con las ganas de transmitir aquello sobre lo cual se habla, pero otras veces como hoy respondes por responder, usando los esqueletos de una palabra sin vida… mecánicamente.
Vuelvo a la pregunta anterior ¿Por qué no escoger la verdadera respuesta de ese momento? ¿Por qué sentirte “obligada” a responder de manera mecánica? ¿Por qué no abrir el pecho cada vez y “mostrar” lo que verdaderamente hay?... aburrimiento, cansancio, amor fresco, etc.
A la distancia entre serena y santiago una vez al mes o dos con suerte y recursos podemos vernos, pero el resto de los días la única forma de “verte”, es escuchándote y recurriendo a los recuerdos e imágenes de nuestros encuentros, y claro está que soy tan regalón que siempre (casi siempre digo yo) preciso oírte decir que me quieres, que piensas en mí, que me amas. Parezco oso de peluche (no sólo por la panza), no un robot.

mayo 12, 2007

sábado ausente

foto desde: www.cordoba.gov.co/.../telefono_disco_03.jpg
Serán apenas tres horas o un poco más, y a cada rato doy vueltas la cabeza para ver si el celular da señales de tu vida atareada entre pruebas de ciencias, velos de danza y descansos necesarios para tu próxima actuación. Quisiera estar entre tus objetos cercanos para verte pasar corriendo de un lado para otro, para poder aspirar a tu atención o tu indiferencia, pero “cercano” desde tus dientes como un cepillo hasta tus labios en la taza que besas después del almuerzo. Cada trozo de memoria me indica un movimiento posible en tu espacio y me veo tratando de alcanzarte desde cada rincón sin poder llamar tu atención. Es cierto, ahora no estoy a tu alcance y quizás las múltiples voces de cada urgencia que te lleva hacia tus labores no guardan luces de mi ausencia, no te conducen al teléfono que ahora espera por ti deshaciéndose en tonos sin respuesta, en buzones de mensajes de voz y texto que no llegan a tus ojos a tus oídos por que no los he escrito porque no te he dejado mensajes, porque nuevamente mi rutina me inunda de horas de espera, de cigarros cansados de humear tu presencia ausente. La amargura del mate opaca momentáneamente los rastros de mi melancolía por tu voz, por tu nombre, por tu cuerpo que transita lejos de esta dirección…
Ohhhhh…. Que alivio… que descanso oír por fin a Gustavo con su crimen llamándome, anunciándome que estás de vuelta, que vienes en las señales volando hacia mis oídos, hacia mis ansias, hacia el latido de mi corazón. No me enojo… ¿soy enojón?... no quiero repasar mis debilidades, sólo quiero saberte, decirte que te amo, que estoy contigo, que entiendo tu silencio, tus labores, tus motivaciones. No podría hacer un drama de esta espera. La melancolía por tus aires no me lleva al infierno de la incomprensión, me lleva a la tristeza por no estar a tu lado, pero a la alegría de saberme resucitado por tu voz como si fueras el conjuro que me devuelve el pulso, la inyección que reanima la tierna espera por tu amor.

mayo 10, 2007

Ángel González


perdido de tí, de mi...

Se abre un ojo sobre la nada en blanco del universo despiadado de la inseguridad. Me late la tragedia palpitante del silencio sin respuesta. Te llamo con planes por pagar y luego de segundos universales y esperas acotadas en el cronómetro de la impulsividad, se me derrumban los templos de la espera, y me da por no esperar nada mas que la indiferencia del baile lejano, de otros aires que te desvían del aire que ahora respiro mientras te espero.
Me da por pensar que esta urgencia en el amor no correspondido me la he inventado de tanto dolor atragantado, de noches en miles de esperas nefastas e ineludibles. No hay caso… no hay respuestas, no hay urgencias desde el otro lado. No estás disponible y los planes se me desarman con los minutos que transcurren huidizos y burlescos frente a mi rostro azoteado de búsquedas sin blanco en la mira.
Te esperaba ansioso en la luz del teléfono que no mostraba ni el asomo de un beso perdido………

De qué forma aclarar mis sentidos… puta la hueá
Aquí estoy… me siento ridículo
Todo es tan sencillo y yo acariciando los tallos con espinas
Nada me justifica…
Nada puede alcanzarte
Escucho tu voz tranquila
Y para mi es un mundo
Se derrumba lejano a tus sentidos
No hay aguante de enchufe que me libre
Te quiero y no alcanzo a librarme de esta sensación de espera
Obligada entre tonos de un amor perdido en la noche equivocada

anhelo

Y sigo aquí enrollándome en la distancia
Bordeando la rutina de la espera
Y naufragando en el deseo de tus manos
De tus ojos
De tus labios
Que no alcanzan a pronunciar mi nombre
O soy yo quien no alcanza a oírte?
Me desespera el fruto que no tengo en mi boca
Me desespera la urgencia que me provocas
desde tus recuerdos hasta tu aliento.

botellas al mar










imagen: http://persianaamericana.blogspot.com/2005/07/cavas-submarinas.html


Ahora ya de día deberían ir muy lejos
mar adentro las botellas que zarparon de la playa bajo tus pies
hermanadas sólo por el mar que las acuna
cada una lleva consigo el final de un algo que no terminó de comenzar
los universos de miradas y gestos no paridos,
los lazos de piel que no se unieron que no amarraron,
el humo de los cigarros de cada noche compartida,
los temblores, los nervios de cada encuentro,
las cartas, las calles leídas y recorridas,
el bar y el sillón que las emborrachó.
la renuncia voluntaria fue el sello de una,
un beso de hielo fue el cierre de la otra
se habrán separado en el camino dejándose llevar por las corrientes
se habrán reconocido pidiéndose auxilio mutuamente
se habrán perdido de vista olvidándose incluso de sí mismas
en el oscuro navegar de la madrugada
o andarán pendientes sobre el mar
intentando reconocerse en un futuro improbable
buscando coincidir cada vez más lejos entre sí
quien sabe, como poder saber si en el silencio marino del viaje
compartirán sus secretos con los peces
sólo aquellos visibles desde fuera
saben las dos que abrir sus corazones y mostrar todo su cargamento
puede ser el final del viaje, llenarse de lágrimas salinas,
hundirse y dormir para siempre sobre el fondo oscuro,
sucumbir bajo la presión líquida de la sangre terrestre
en la eterna contemplación de la playa de origen.
piden a sus dioses no romper contra las rocas,
no ser engullidas por algún nadador hambriento,
no caer en las redes metálicas de las fábricas flotantes,
pues saben, ignorantes de su destino, que deben cumplir con él,
y van en busca de un destino,
sobre una playa solitaria donde varar, donde descansar,
donde puedan ser encontradas por quien las necesite,
por quien las libere de su preciada carga, de su forzada y amada misión.