junio 20, 2007

Duelo ... seis meses después


imagen desde:
http://loquera.blogsome.com/2006/06/08/el-duelo/

Diciembre 2006
Claro que entiendo… comprendo todo el dolor que has vivido…. Salgo corriendo por que me cuesta enfrentar tu dolor, hacerme cargo de el, y mas encima del dolor que yo mismo siento por todo esto, por toda mi vida. Me siento tan contradictorio, tan embarrado, tan desposeído de mí. Quisiera que nada de esto hubiera ocurrido, haber sido más entero, más valiente a tiempo, más hombre al asumir, pero no tuve la claridad, la conciencia de mi mismo, de la gravedad de mis acciones. Inmaduro… si. Cobarde… si. Infiel… si, a la verdad, a tí, a mí también.
Huyo de mí, del dolor que significa esta vida destruida. No me escapo de las lágrimas que la cobardía me impone. Tú quieres una verdad con detalles de esto y de aquello, pero yo estoy enfrentado a la miseria de mi vida, a lo detestable de este infierno, de esta maldición que cargo. No se bien donde está la redención, donde está la luz, el sol que me guíe. Quisiera poder recuperarme, recuperar el amor perdido, la dignidad de la verdad entera, pero me pierdo en la cobardía y en el miedo a no saber donde soy de verdad.
Sin querer fui hipotecando mi ser, apartando las dudas, los rencores, la incomodidad, los deseos. Dudé de todo cuanto me costaba entender, asumir. Desprecié de mí y de tí la incapacidad de ahondar las dudas, y me fui sintiendo ajeno en mi propia existencia. Postergué los deseos como beato de una religión inexistente.

… meses

Junio 2007
Ahora siento que el dolor para tí traerá la posibilidad de redención, de rearmar tus horizontes, pintar no solo la casa sino que tu vida sin mi a tu lado. Sobre mi caerá por siempre el fracaso de lo que no pude cumplir, de la familia que no alcancé, de los errores que guardaré doliente. Me cuesta ser franco contigo, me ahuyenta el miedo de mí mismo, el desprecio por los pasos sin rumbo claro. Supongo que alguna vez la calma me dejará hablar sin ataduras, reconocer cada detalle de esta historia y comenzar a quererme más.
Reconozco que te quise y te amé tierna y profundamente, pero no di la talla que merecías, ni la anchura del corazón que era necesaria. Me perdí en los sótanos de mi inconsciencia y arrastré dolores y mareos que me perdieron de tí. Cuando me di cuenta sentí que ya era tarde que te merecías otra cosa. Hoy me dices que te sientes feliz, que has encontrado una nueva esperanza en el querer, y me surge un dolor quedo, cautivo de silencio, pero que vuelve a recordarme, a hacerme sentir trapero viejo que ensució donde quiso limpiar.
Ahora que estoy lejos me doy cuenta que necesito a Emilio para salvarme del fantasma de la mesa rota, de mi historia de domingos sin padre. Desterrado ya el amor de pareja necesito el amor de mi hijo para renacer desde algún punto de mi infancia maltrecha y sentir que este nuevo amor me perdonará el legajo sucio y borroso que dejo en herencia. Me salva su mirada profunda, sus juegos abiertos a la vida entera, su sonrisa limpia y bendita, su sueño tranquilo y su hambre divina y terrestre. Dile por favor, siempre que yo no esté, que lo amo desde antes de nacer, que le mando muchos besos y abrazos de papá.

1 comentario:

PAZ TRAVERSO dijo...

Que fuerte es esya historia de desamor y con rasgos heredados de de una infancia tan dificil !!!!!!
Es necesario prepararse para estos trances y te deseo lo mejor en ello !!!!!!!!!
De verdad